Esta obra reúne las dos novelas cortas que el poeta José Joaquín Pesado (1801–1861) dio a conocer en 1838. Hay en ellas algo de excepcional. El inquisidor de México, por una parte, inauguró la cuerda narrativa que cifraría todo su interés en la negra noche del tribunal del Santo Oficio —trabajada más adelante por autores tan diversos como Justo Sierra O’Reilly, Vicente Riva Palacio y Artemio de Valle-Arizpe—, mientras que El amor frustrado se instaló en el espacio de cierto temperamento romántico que empezaba a manifestarse entonces en el ánimo de algunos autores mexicanos. En ambas narraciones, los designios de la providencia invaden toda la escena, en lo que sus desapercibidos y resueltos personajes avanzan y se revuelven en un cruel laberinto de sentimientos intensos y estrictas potestades.