HAY UNA BESTIA
Hay una bestia adentro que me seca,
se mueve por arterias,
no por venas,
por eso soy incapaz de dibujarla,
sólo la intuyo.
Un verso bastaría para matarla,
pero es astuta,
se mueve en lo profundo.
Me abro las venas
para que caiga, para que se disperse
y me conozca,
pero ella ayuna
y a veces creo que se ha ido
y me ha dejado libre.
Y sin embargo sigue ahí
como una raspadura inocua,
como quien hace un túnel,
y puedo oírla en mis mejores versos.
Ella también está cautiva,
está en mi círculo vicioso.
¿En qué momento se desbordará
para ocuparme,
para integrarme más a lo que soy,
para volverme idéntico a mí mismo
y encarcelarme en todo lo que he escrito
hasta dejarme mudo?