La mente no es el vehículo para la práctica, es más bien el obstáculo para experimentarlo. Lo único productivo que puede hacer la mente es desaparecer. Ramana (2007) afirma que: «ser lo que uno ya es es sin esfuerzo, puesto que esa eseidad siempre está presente y siempre se experimenta. Por otra parte, pretender ser lo que uno no es (el cuerpo y la mente) requiere un continuo esfuerzo mental aunque sea inconsciente