Aquella mañana, mientras luchaba en la cubierta del galeón de Barbarroja, yo tenía ocho años y sabía que los Reyes eran los padres, sí, pero no como lo sé ahora. Porque hoy no tengo ninguna duda de que mis padres, todos aquellos padres, fueron verdaderos reyes, auténticos emperadores, genuinos magos