Cuando te muevas, hazlo deliberadamente y con precisión hacia un punto específico, en lugar deambular de un lado a otro constantemente. Y cuando dejes de moverte, párate. Si te mueves con inquietud o constantemente das la sensación de que no controlas; en cambio, si estás quieto, demuestras que estás tranquilo. Si combinas esto con una buena postura, conseguirás lo que se conoce como aplomo, el cual transmite equilibrio y estabilidad, dos aspectos esenciales para que un líder dé una presencia creíble.