Nathan Zuckerman vuelve a Nueva York, la ciudad que abandonó once años atrás. Al recorrer las calles como un aparecido, enseguida establece tres relaciones que hacen estallar su cuidadosamente protegida soledad. La primera es con la joven pareja con la que acepta intercambiar domicilios.Pero desde el momento en que los conoce, Zuckerman también quiere intercambiar su soledad por el desafío erótico que representa la joven, Jaime, cuyo atractivo le hace volver a cuanto creía haber dejado atrás: la intimidad, el vibrante juego de los sentimientos y el cuerpo. La segunda relación es con un personaje que Zuckerman conoció siendo joven: Amy Bellette, compañera y musa del primer héroe literario de Zuckerman, E.I. Lonoff. Amy, irresistible en el pasado, es ahora una anciana consumida por la enfermedad. La tercera relación es con el aspirante a biógrafo de E.I. Lonoff, un joven sabueso literario que hará y dirá cualquier cosa para acceder al «gran secreto de Lonoff».