—¿Qué va a ser de mí esta vez cuando vuelvas a casa? —dijo en voz baja.
—Sobrevivirás.
—Sí…, aunque no sé por qué.
—Por tus hijos, aunque solo sea por eso —afirmé—. Los hijos de Alice. Ellos son lo único que te queda de ella.
Cerró los ojos y se pasó una mano por encima de los párpados.
—Deberían ser tus hijos —respondió—. Si te inspiraran algún sentimiento, te quedarías.