Escrito unos meses antes de su muerte, este ensayo de Simone Weil es el resumen de un pensamiento lúcido que aún hoy es de actualidad. Como dice Giorgio Agamben en el prólogo, este ensayo «no deja de interpelarnos por al menos dos razones. La primera es la crítica sin reservas del concepto de persona, el cual, a más de medio siglo de distancia, no ha perdido su actualidad. La segunda —igualmente actual— es la búsqueda difícil y apasionada de un principio que se sitúa más allá de las instituciones, del derecho y de las libertades democráticas, y sin el cual éstos pierden todo sentido y toda utilidad». El cuestionamiento de Weil del concepto de persona que rige nuestras vidas es demoledor. Está en las raíces mismas de las instituciones que se supone guían al hombre hacia la libertad y la protección de los derechos.