Por regla general, existe una única manera de alcanzar la inmortalidad: permanecer y perdurar en la memoria de nuestros seres queridos.Esa es la regla.Pero toda regla tiene una excepción.Todas las vidas de Eva Ki relata las memorias de una autora que, por encima de todas las cosas, no quería ser olvidada. Eva se confiesa capaz de conservar los recuerdos de muchas de sus vidas pasadas: una vida en Persia, en la que, durante mil y una noches, le contaba historias a su esposo el rey Sahriyar; la vida con su madre favorita, con quien vivió apenas trece años; la vida en Salem, en la que amó apasionadamente a Elisabeth, que murió en la horca tras ser acusada de brujería.Recuerda: si queremos que no nos olviden, debemos poblar de recuerdos la memoria de los nuestros. Si anhelamos que los nuestros no desaparezcan, debemos recordarlos a diario. Debemos luchar para que no se esfumen de nuestra memoria aquellas personas que amamos y que deseamos que vivan para siempre.Eso mismo hace Eva Ki en el libro que tienes en tus manos. Aunque puede que tan solo sean los delirios de una anciana que, sobre todo, conoce el antiquísimo arte de inventar historias.