En Dos horas de sol un editor yupi y su socio viajan a Acapulco para hacer un reportaje y pasar un buen rato, pero se encuentran con un huracán que trastoca todos sus planes y que, finalmente, modifica su manera de concebir la realidad; Acapulco resulta entonces un microcosmos que refleja la modernidad mexicana de fin de milenio, y la relación que los periodistas establecen con dos guapas y terribles turistas se convierte en un metáfora de las condiciones entre México y Estados Unidos a la sombra del Tratado de Libre Comercio. Escrita con soltura y maestría, humor y desolación, alto erotismo pero también sobriedad y profundidad, esta obra de madurez mezcla el placer y la reflexión, quema las manos y no permite que el lector la suelte hasta su fin.