Sombras, incendios y desvanes

dividen el día en nueve colinas de Sísifo
subiéndolas y bajándolas con la noche en la espalda escribo
para mantener en forma mis malas palabras

tengo demasiado trabajo para amar en demasía o a cucharaditas
pertenezco a mi propio ejército de obreras

la sangre circula de mí hacia ti, de ti regresa como un
luminoso búmeran, como una muerte leve
una vena crecida en el muro

¿de quién son las huellas que la lluvia socaba
cuando golpea piedras alimentadas con rayos de luna?
¿de quién es la voz que arrea los caballos del insomnio y los llama?
¿por quién ríen los ángeles, por quién
las muchachas sollozan a escondidas?
tu sangre es el vino, tu cuerpo es el pan
el hambre es el destello de tus dientes de seda
ni siquiera el viento pronuncia tu nombre mas dime
¿a dónde vas por esa senda?

y la muerte acecha melancólica, mullida
las mejillas arden, las palabras zumban

Todas estas heridas mal cerradas.
Todas estas fracturas de huesos mal soldadas.
Todas estas caricias son ahora anestesias que no hacen efecto.

y la música de los pueblos del mundo
se alza sobre bloques desbordando las radios

la única manera de sobrevivir
no hables con desconocidos
no traigas a tus amigos a casa
no abras la puerta a nadie

nuevo las falsas batallas
las pasadas causas
las falsas metas
de las viejas contiendas.

de nuevo las falsas batallas
las pasadas causas
las falsas metas
de las viejas contiendas.