Me deja más convencida de la necesidad que tenemos desarrolladores y matemáticos de ser en extremo autocríticos e íntegros con nuestro trabajo. Me deja, como usuaria o consumidora, más convencida de lo peligroso que puede ser el gran paso a la automatización cuando se deja solo en algunas manos.
Vivimos una época en la que los algoritmos rigen muchos el pilar central de muchos aspectos importantes de la sociedad. La manera en que interactuamos en internet, el 'click' que damos a cosas de los más inofensivas, pueden proporcionar datos a empresas de Big Data que nos sumarán a una lista donde nuestro valor es ser un número más.
El criterio está cimentado por la persona que lo programó, este programador pudo dejar sus sesgos raciales y clasistas en ese algoritmo, y sin más, hacer que se nos trate de una manera equivocada.
Cada una de estas decisiones, llevan a crearnos una calificación que se verá reflejada a la hora de pedir un crédito para vivienda, estudios, etc.
En la época del Big Data, los más privilegiados serán tratados como personas,y los más desprotegidos, como números.
Creo que es bastante importante saber de qué manera compañías como Facebook o Google utilizan los datos que les damos para bombardearnos de publicidad según nuestros intereses, publicidad que nos dará beneficios muy dudosos.