Entre 1983 y 1984, un grupo de estudiantes universitarios urde la compleja coreografía de sus relaciones en Ashdown, una residencia universitaria situada en una antigua mansión victoriana en lo alto de un acantilado, junto al mar. Allí se aloja Sarah, que sufre de narcolepsia, y en ocasiones no puede distinguir entre lo que ha vivido y lo que ha soñado; Gregory, su novio, estudiante de medicina, que ha hecho de los ojos, la puerta del sueño, un fetiche sexual; Veronica, una lesbiana que le sucederá en el lecho de Sarah; y Robert, que está dispuesto a amar para siempre a la bella durmiente. Por la residencia merodea también Terry, un cinéfilo obsesivo, que duerme al menos catorce horas al día e idolatra a Ortese, oscuro y escatalógico neorrealista italiano, director de una película perdida y maldita que sería el terrible antecedente de Salo, de Passolini. Todos ellos se encuentran y desencuentran, y se dejan mensajes entre las páginas de «La casa del sueño», un novelón de principios de siglo. El tiempo pasa y llega el momento de dejar la residencia universitaria y entrar en la vida. Las coreografías sentimentales y sexuales se complican, y finalmente el grupo terminará por estallar; cada uno se marchará por su lado, ya deshecha la frágil trama de amores y amistades. Pero doce años más tarde sus caminos volverán a cruzarse en la siniestra clínica que el doctor Gregory Dudden, un científico obsesionado por encontrar la fórmula que permita vivir sin dormir, ha abierto en Ashdown, donde todos ellos vivieron y soñaron…