Comencé a dudar seriamente en publicar este libro. La primera vez que nos fuimos a juicio ella puso como prueba mis textos. En donde yo, como el cronista que soy, cuento todo lo que hago. Sin guardarme nada. Y si un juez o jueza leen estas páginas eso me podría costar la custodia. Sin embargo, creo que mi trabajo como padre es irreprochable a ojos de mi hija. Y que la custodia es una puta hoja de papel sin valor. Y porque quien la lleva a nadar soy yo, quien la lleva al cine soy yo y quien paga el internet para que ella se harte de Netflix soy yo y porque el que paga la luz para que ella tenga aire acondicionado soy yo. No voy a dejar de publicar un libro por miedo. Porque después de mi compromiso con mi hija está el compromiso conmigo mismo.