En realidad, Baricco no está describiendo a los bárbaros, sino a los barbarizados, que es algo profundamente diferente. Los barbarizados todavía hablan nuestro lenguaje, pero lo estropean; usan todavía nuestras instituciones, pero las corrompen; no quieren proteger en modo alguno el planeta de la guerra, del consumismo, de la contaminación y de la pobreza, sino todo lo contrario, quieren imponer privilegios, camarillas políticas, intereses de los lobbies, poderes corporativos, malgasto de recursos y desigualdades intolerables.