Durante muchos años, analicé decenas de libros de varias fuentes. Comencé leyendo gran parte de las ediciones literarias prometedoras de resultados inmediatos, mayormente de autores con antecedentes en psicología, ofreciendo métodos de memorización y técnicas de concentración, pero nada parecía funcionar. No funcionaban porque estaban basadas en el senso común, tal como estudiar en ubicaciones tranquilas y bien iluminadas, y también porque, en gran parte, exponían modelos científicos de acercamiento que originaban en la misma irracionalidad social que estaba creando estudiantes con dificultades de aprendizaje. En una sociedad que consideraba la necesidad de concentración como principio fundamental y diferencial en la capacidad de aprender, todo lo que se presentaba sobre aprendizaje seguía el fortalecimiento de esa misma falacia social. Las obras disponibles sobre el tema del aprendizaje parecían y parecen no considerar lo que para la sociedad en general no es real — la aprendizaje como una aprehensión mental y emocional de la realidad. Se promueve una retención forzada de la realidad en nuestras mentes, como si fuera posible aprender lo que no se puede comprender, experimentar o aplicar con autonomía.
La sociedad se ha corrompido en los siglos pasados, y está viviendo esta situación con una indiferencia natural y absoluta para con toda una evolución constructiva de miles de años. Esto me ha motivado a analizar diversas obras sobre salud mental, a saber, la forma del cerebro procesar y analizar la realidad — lo que es normal y lo que no es. Inevitablemente, y como consecuencia de un desbloqueo de las ilusiones de la humanidad, un nuevo mundo apareció en frente a mis ojos, y con él nuevos caminos para conocer y descobrir. Una buena parte de este nuevo conocimiento ha cambiado mi personalidad y alteró mi forma de enfrentar la vida para siempre.