Etgar Keret nos ofrece unos cuentos muy cortos que se suceden al ritmo trepidante de la vida israelí, revelando una realidad insoportable y conmovedora a la vez: la de una sociedad que intenta distanciarse del absurdo de los conflictos bélicos de la región. Los cuentos de Keret nos provocan violentas risotadas por sus profundas inmersiones en el humor más negro y su enorme ironía. Moviéndose entre la vida corriente y la fantasía, expresan su disconformidad e incomodidad ante la realidad, hablan de la violencia, de la debilidad humana, de perdedores sin ambiciones, de soñadores que todavía creen poder cambiar el mundo y, también, de la generación de los treintañeros incorregiblemente apegados a la infancia, y todo ello en un lenguaje coloquial, precipitado y natural en el que se reconocen las técnicas del pastiche, del kitsch y del vídeo clip.