Albert Camus murió en 1960 en un accidente de coche tras haber declarado: «No conozco nada más idiota que morir en un accidente de automóvil». A mí la verdad no se me ocurre una forma más irónica de acabar con la vida de uno de los novelistas y pensadores más brillantes que ha dado la literatura de todos los tiempos, sobre todo si en el coche se encuentra, entre diversas pertenencias, una obra inconclusa que está basada en una autobiografía en la que estaba trabajando. El manuscrito, de gran valor literario no fue editado hasta 1994 cuando sus herederos lo cedieron para su publicación.
Se trata de una obra de gran belleza narrativa y de una especial intensidad emotiva, en la que se narran sus primeros años en Argelia, país del que es nativo, sus dificultades para empezar y terminar sus estudios y la importancia de los personajes que forjaron su carácter y educación.