En esta novela iniciática, impregnada de poesía y claroscuros, Jodra construye una metáfora deslumbrante y poderosa, para lectores de todas las edades, del viaje que es la existencia.
Raik pertenece a los jinetes cazadores; con once años es un hábil arquero, sabe montar a caballo y encender hogueras. Como todos los jóvenes de su pueblo, una noche de luna llena emprende el viaje de iniciación para intentar convertirse en rey, pues entre ellos el título no se hereda: será monarca quien demuestre ser «el mejor de entre los hombres». Al inicio de ese recorrido conoce a Nosye, príncipe heredero de la refinada Casa de Nydoe, quien tiene doce años y habilidades muy distintas, como leer, escribir y cantar, y cuyo destino es el lago Lorentari, pues solo sus aguas pueden curar la melancolía que lo aqueja y le impide heredar el trono de Anlur.
Raik y Nosye deciden compartir una travesía larga e incierta que pone a prueba la amistad, el carácter y la naturaleza de ambos, hasta que sus caminos se bifurcan. Cada uno deberá afrontar pruebas y retos tan distintos como los mundos de los que provienen, y tomar difíciles decisiones ante espejismos y tentaciones que pondrán en juego el rumbo de sus vidas.