veces podemos ofrecer una cura, a veces tan sólo un alivio, a veces ni siquiera eso. Pero, independientemente de lo que podamos ofrecer, nuestras intervenciones, y los riesgos y sacrificios que entrañan, sólo se justifican si están al servicio de las metas más generales de la vida de una persona. Cuando nos olvidamos de eso, el sufrimiento que infligimos puede ser atroz. Cuando lo tenemos en cuenta, el bien que hacemos puede ser impresionante