El zorro es un buen adulador, para sacar provecho. También frente al león. Aquí frente al cuervo -griego kórax- resulta un kólax (“adulador”) oportuno. Si la vanidad es un defecto muy general (como también observó Erasmo en su Elogio de la locura), la adulación es un instrumento muy adecuado para obtener ganancias (como advierte Maquiavelo en El príncipe). El “adulador” es uno de los primeros tipos retratados por Teofrasto en sus Caracteres. Y es un papel que se le da muy bien al zorro esópico.
Que este en su sentencia final recuerde la importancia de la inteligencia para obtener el poder real, nos parece estupendo. El zorro que frente a la pantera se jacta de que su belleza es interior, mental; que se burla de otros animales por tontos, y que reprocha a la máscara su hermosura sin seso, está en su papel.
Dijo la zorra al busto,
después de olerlo:
-Tu cabeza es hermosa,
pero sin seso.