La vorágine del día a día hace la cotidianeidad un tanto complicada. La emocionalidad se adormece, se hace efervescente, desborda, perjudica, se escapa de manera inapropiada o se esconde.
Para construir su equilibrio, es esencial comenzar ladrillo por ladrillo.
Un camino para aquietar lo que aqueja, promover la actitud mental positiva, aportar una dosis de risa diaria recomendada, ocuparse más que preocuparse…
Son pequeños pasos para que la emocionalidad se transforme en una autopista hacia una vida que merece ser vivida.
Los elementos esenciales para mantener las emociones en orden son enfrentarse al día a día con pasión, entusiasmo y actitud positiva y aprender a reírse de uno mismo y de las situaciones que nos tocan en suerte.
Las investigaciones más recientes en neurociencias ofrecen nuevos conocimientos para mejorar el desempeño de las capacidades intelectuales y emocionales.
Así proporcionan habilidades para aprender y memorizar más rápido, razonar con claridad, desarrollar la creatividad y decidir en forma efectiva, entre otras.
También es posible obtener una gran cantidad de recursos para relacionarse mejor con uno mismo, con los demás y con el medio ambiente.
El cerebro se constituye a partir de los pensamientos y, como consecuencia, de lo que cada sujeto realiza y de lo que efectivamente siente.
Cualquier individuo puede convertirse en protagonista absoluto del desarrollo de sus capacidades cerebrales, con mayor autonomía enriquecida y calidad de vida.
Diariamente, las personas pueden beneficiarse de la neuroplasticidad de sus cerebros.
A lo largo de este libro se trazará un camino minucioso para encontrar las perillas necesarias que permitan ajustar las direcciones e intensidades del sentir en pos de un vivir mejor.