Tristán

Como un caso clínico, como una persona con mucho por decir, como un luchador de la vida que cargaba día a día con su enfermedad, pero que siempre estaba dispuesto a sonreír

Ellas lo querían, ese fue su pecado. Su condena fue quererlo.
El castigo fue la muerte.

mientras esperaba, pensó sobre la locura que cada quien tenía.

Vacío de vida, lleno de muerte
Año 1999

Y así se fue, con el corazón encogido y el estómago revuelto. Algo malo pasaría, de eso estaba seguro.

El pobre Tristán ahora se reía de un chiste que su té le había contado.

—Casi nunca —respondió. Y se maldijo al instante.

—¿Qué tan seguido sientes deseos de matar? —

—Casi. Casi, casi. Una palabra tan pequeña y tan fuerte. Divide lo que es de lo que puede ser. Y tú sigues siendo un loco.

No sabía qué era lo que lo atraía de esa chica tan triste, tan dolida y tan viva. Tal vez era justamente eso: su vida