Cualquier mono puede alargar el brazo y tomar un plátano, pero solo los humanos podemos llegar a las estrellas. Los monos viven, compiten, se reproducen y mueren en los bosques . . . Y no hay más. Los seres humanos escriben, investigan, crean y buscan. Empalmamos genes, dividimos átomos y lanzamos cohetes. Miramos hacia arriba [. . .] y ahondamos en los dígitos de pi. Quizá lo más extraordinario es que miramos hacia dentro, armando el puzle de nuestro excepcional y maravilloso cerebro. [. . .] Este es verdaderamente el mayor misterio de todos.