Sin pérdida de tiempo, el oficial salió por una puerta lateral y regresó a los pocos segundos con cinco o seis volúmenes de documentos y legajos, en los que constaban todos los datos sobre las diez especies de seres vivos. Con inesperada destreza Wu-Kung los fue recorriendo uno por uno —animales de pelo corto, de pelo largo, con alas, reptantes, con escamas—, pero no pudo encontrar entre ellos su nombre