Había una vez un hombre llamado Nino que trabajaba de guardabarrera y vivía con su mujer, Minica, en una modesta caseta amarilla situada entre la vía de tren de Vigàta y el mar, junto a un pozo y un olivo sarraceno. Se amaban, eran felices y, tras algunas dificultades, Minica por fin estaba esperando el hijo que tanto habían deseado. Sin embargo, en la Sicilia de 1942 algunos actos tienen un castigo más severo de lo habitual, y Nino tiene que hacer frente a las consecuencias de hacer burla de un himno fascista. Entretanto, Minica, en su ansia por ser madre, sufre una metamorfosis inesperada.