Los viejos liberales a los que se refiere este libro son Maquiavelo, Bodino, Hobbes, Bossuet, Locke, Montesquieu, Rousseau, Adam Smith, Sieyès, Burke, Hamilton, Madison, Jay, Paine, Constant, Tocqueville y John Stuart Mill. Aunque no todos los mencionados son considerados liberales por la tradición, tienen en común su sólida defensa de la libertad y la propiedad, dos grandes principios liberales. Sus ideas interactuaron constantemente a lo largo de la historia y entre ellos no hubo solo progresistas sino también conservadores; el legado liberal no es unilineal sino más bien multiforme.
Marcial Rubio, el autor, toma las ideas fundamentales que los liberales han legado al mundo contemporáneo: la libertad y la propiedad fueron sus valores predilectos y su vigencia permanece hasta la actualidad; no todos trataron la seguridad como un derecho y varios consideraron la igualdad con cierto desprecio; en tanto otros, como Rousseau, la creyeron indispensable para el mundo que querían construir. Buena parte de los viejos liberales lucharon abiertamente contra el absolutismo, respaldaron la monarquía constitucional y finalmente llegaron a la república. Convencieron a la humanidad de que la democracia era el mejor sistema de gobierno.
Empeñados en construir un Estado proclive a la libertad y la propiedad, los liberales idearon la soberanía, la separación de poderes y la posibilidad de que alguna vez hubiera Estados regidos por constituciones. Todo esto se llevó a la realidad y hoy esas ideas constituyen los pilares de nuestra organización política.