“Serás bueno, porque la bondad es el fin supremo de la vida”; si esa orden es acompañada por la mirada dominante de la que hemos hablado, y pronunciada en un tono de voz que impresione, no hay duda alguna de que estas influencias producirán tal efecto, que aunque el oyente no lo quiera, sentirá la influencia del bien emanando de sí mismo hacia sus pares.