Durante un año los rayos X fueron la principal amenaza del cinematógrafo como forma de entretenimiento. Esa es la razón de que en 1897 Georges Méliès rodase una película titulada Desaparición de una dama en el teatro Robert Houdin233, en la que una mujer se convierte en un esqueleto, y de que hacia 1900 Thomas Edison lanzase películas como Uncle Josh in a Spooky Hotel («El tío Josh en un hotel espeluznante»)234 con un actor de funestas connotaciones, Charles Manley235, que se veía asediado por un alborotador de rostro cadavérico. Muchos de los primeros metrajes rodados por Edison y Méliès giran en torno a bromas sobre esqueletos y decapitaciones, y así, el primero de los efectos especiales en una película fue la decapitación de María Estuardo, reina de los escoceses, en un film de Alfred Clark en 1895.