El cuidado apunta, en consecuencia, a restaurar el núcleo del mundo social. Desde ese punto de vista, cuidar implica no solamente cuidar al otro, implica, en primer lugar, el reconocimiento de la relacionalidad e interdependencia humana, punto de vista que rompe con los conceptos claves que se instalaron desde la modernidad y que son el fundamento del liberalismo político, como lo son los conceptos de autonomía e individualismo y que llegan a su punto culmine durante el gobierno de Reagan en Estados Unidos, Thatcher en Reino Unido y durante los años ochenta en Chile.