Quién habla?, ¿desde dónde habla?, preguntan los profesores de la carrera de Letras durante todo el primer año de estudios. Ballart llega a una imagen, a una analogía precisa para entender esta voz, la del ventrílocuo: «De igual forma que el ventrílocuo, el poeta altera su voz atribuyéndola a un personaje interpuesto, que los lectores acordamos tomar por verdadero emisor».