Frente al agotamiento del sistema democrático occidental y sus limitaciones, Luis Villoro ve al futuro y plantea la necesidad de construir nuevos Estados y replantear las sociedades a partir de tres ejes centrales: justicia, democracia efectiva e interculturalidad. El filósofo destaca que el mal radical actual es la injusticia, por eso, la justicia debe dejar de pensarse como un derecho universal y aplicarse como un ejercicio de la no exclusión; reformular la democracia y dejar de lado la representatividad para establecer una democracia consensual o comunitaria, y basar la coexistencia social en el diálogo intercultural, el reconocimiento del otro, del diferente.