El hallazgo ficticio de un pergamino dañado por el fuego en las ruinas de una villa de Herculano invita a George Steiner a interpretar el sentido del texto original, que algunos atribuyen a Epicarno de Agra. El legado de este supuesto moralista y retórico del siglo II a. C. se confunde con lo que podría ser una síntesis de los intereses intelectuales y vitales del propio Steiner.
Jugando con la conjetura, George Steiner reflexiona sobre la elocuencia del silencio (lo no expresado) en la poesía y la filosofía, las gratificaciones de la amistad, el potencial de la educación y la rareza del talento, la realidad ontológica del mal, la omnipotencia del dinero, los peligros de la religión, la trascendencia de la música y la libertad de elegir la muerte.