Lo curioso del gato es que podría haber sido testigo, probable (dado que los paleontólogos encuentran dificultades a la hora de aportar pruebas concluyentes al respecto), de la epopeya de la aparición y la desaparición de los «gigantes» —es decir, los dinosaurios—, ya fueran carnívoros o herbívoros. Además, no deja de ser menos curioso que podría haber sido el espectador prudente de la aparición de los «gigantes» felinos, así como también de su desaparición.
En resumen: el segundo enigma de la vida del gato es que habría sido testigo de la evolución de los seres vivos y de la evolución de los animales prehistóricos, así como de los homínidos y de su transformación en los actuales humanos.