las monedas acuñadas en las cecas de las principales ciudades, a saber, las situadas en puntos importantes a lo largo de las rutas comerciales o en centros agrarios especialmente dinámicos. La forma de esas monedas se estandarizó: una imagen del gobernante en el anverso, con una diadema para contener sus rizos y mirando invariablemente hacia la derecha, como hiciera Alejandro; y una imagen de Apolo en el reverso, siempre identificado con letras griegas.[23]
La lengua griega se oía (y veía) a lo largo y ancho de Asia Central y el valle del Indo. En Ai-Janoum, en el norte de Afganistán, una de las nuevas ciudades fundadas por Seleuco, se grabaron máximas de Delfos en un monumento como la siguiente:
En la infancia, compórtate.
En la juventud, contrólate.
En la madurez, sé justo.
En la vejez, sé sabio.
En la agonía, no sufras