La literatura no ha existido siempre. Los discursos a los que hoy aplicamos el nombre de “literarios” constituyen una realidad histórica que sólo ha podido surgir a partir de una serie de condiciones –asimismo históricas— muy estrictas: las condiciones derivadas del nivel ideológico característico de las formaciones sociales “modernas” o “burguesas” en sentido general. En consecuencia, habrá que preguntarse: ¿qué caracterizaciones concretas otorga el horizonte teórico actual a los discursos literarios?
¿Qué sentido real puede poseer entonces toda esa amplia gama de discursos –usualmente considerados “literarios”— pertenecientes a los modos de producción no capitalistas, que seguimos utilizando continuamente para contraponer a los existentes en las sociedades posdieciochescas?