“El velador, el reposo del anciano y un delgado jirón de luz que penetraba entre los postigos entreabiertos mantenían la penumbra en un estado de arrullo, de entresueño, de infancia a la hora del sol alto, cuando el ladrido de un perro o el estertor lejano de un martillo eléctrico, más que quebrantar la siesta, la componen. Me faltan la mediatarde, el siseo de los plátanos meciéndose, la desidia trabando de canto la máquina del hacer y del progreso, y una pizca de tristeza dulce, de silencio enrarecido en mi casa paterna, para que todo esto cuente el cuento de mi propia infancia, pensó Bernabé.”
En Enero en Bernabé, Bastián –una especie de alter ego del auto– relata un tramo de la vida de su colega y compañero Bernabé, quien se debate entre su cargo de juez y su vida como escritor.
Esta es la cuarta novela de Pablo Judkovski, un narrador que desafía al lector a olvidarse de todas las ideas establecidas acerca de los personajes, el tiempo y el yo narrativo, arrojándolo a un universo donde lo único que permanece es una escritura poética bella y perturbadora.