Formados igualmente a Su semejanza. Para hacer lo mismo que Él hizo. Por lo tanto, Formados para formar. Ya que Dios formó a una sola pareja, pero en ellos estábamos potencialmente todos los demás. Por eso les dijo “creced y multiplicaos”. Como diciéndoles “sigue mi semejanza y haz tu lo mismo”. Por lo que el hombre varón y hembra, podía haber seguido diciendo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. Y así debía haber sido generalmente. Y si no hubiera irrumpido el pecado y la maldad en el hombre, se podría haber rastreado por generaciones la identidad formada en origen. Por lo que en todas y cada una de estas generaciones se podría haber afirmado que el origen, es Dios. Llenando así la tierra con el conocimiento de Su gloria.