—Si estoy solo, es porque lleváis toda la vida persiguiéndome. Y no me des lecciones, tú también lo estás. ¿Cuál es tu excusa?
—Que nadie me soporta —sentenció alegremente Dylan—. No tengo nada que aportar a una relación y la gente que suele caerme bien no comparte mis ideas. Lo cierto es que no sirvo para gran cosa.