La leyenda de Miguel Ángel (1475–1564) ha permanecido incólume durante quinientos años. Eruditos como Chateaubriand, Manzoni y Rilke vieron en él un maestro de la renovación del arte occidental. En efecto, dotado con un genio creativo casi sobrehumano, Miguel Ángel encarna al “hombre universal” del Renacimiento italiano, y la calidad y alcance de su obra son incomparables, ni siquiera en el caso de Leonardo da Vinci -obras como la Piedad, el David y los frescos de la Capilla Sixtina son prueba de ello.
¿Cómo fue capaz, en tan pocos años, de desarrollar los métodos de una obra digna de sus predecesores griegos? Nadie ha examinado mejor que Müntz las complejidades del hombre y del artista, así como la época en que vivió. Su texto, escrito en un estilo claro y depurado, es una obra literaria en sí misma, y está acompañada de ilustraciones de excepcional calidad.