—Los poemas se me revelan como fragmentos de una policromía oculta detrás del estuco. Son fragmentos sueltos, relucientes y, entre ellos, se abre un vacío. Después trato de unir manos y horizontes, las miradas y objetos que abarcan… Eso durante el día. Por la noche, porque a veces me sucede por la noche, parecen radios de una rueda trenzándose entre ellos hasta formar un todo. Lo más difícil es sacarlos del ensueño y transportar esos fragmentos a la realidad.