Los intelectuales están en una posición ventajosa para sacar a la luz las mentiras de los Gobiernos, para analizar las acciones según sus causas y sus motivos, y sus (muchas veces) ocultas intenciones. En el mundo occidental, al menos, tienen el poder que les otorga la libertad política, es decir, que disfrutan de ventajas como el acceso a la información o la libertad de expresión. La democracia occidental facilita a una privilegiada minoría el tiempo, los servicios, las instalaciones y la formación necesarios para buscar la verdad que se esconde tras el velo de la distorsión y la tergiversación, la ideología y los intereses de clase, con el que se nos tiende a presentar los hechos de la historia actual.