Tú lees libros por la experiencia de hacerlo. Los ya leídos fueron experimentados y su contenido ya está dentro de ti, aun cuando no lo recuerdes. Entonces, cuando decidas qué libros conservar, olvida si crees que volverás a leerlos o si ya dominas su contenido. Mejor toma cada libro con la mano y decide si te mueve o no. Conserva sólo los libros que te harán feliz con sólo verlos en los libreros, esos que amas de verdad.