El armario de acero

yo te amé hasta el final, te amé, quería tener un hijo tuyo

aunque no fuese posible,

en el fuego se fundirán los cuerpos en uno

horrible, negro, pringoso cadáver de nuestra pasión.

y así como te besaré en el fuego, nadie besará a nadie

y como en la pira encendida te abrazará este viejo muerto, nadie abrazará a nadie

Sobreviviré a esta muerte, seré el mismo muerto que fui en vida

el fuego de nuevo unirá nuestros cuerpos

entrelazándonos, cuando ya ni las sogas, ni los látigos ni los músculos puedan

En los lavabos de las estaciones ocultan su vergüenza

tales son los emperadores de la mismísima Sodoma

no te di las gracias, Creador, por ser tu favorita entre los que menos te importan,

los soldados rusos no temen a los maricas extranjeros

Ahora escribo no sobre él sino sobre el vómito con el que todo comenzó

Desde entonces cada vez que veo un vómito me pongo sentimental

Entré en su vida y sin contemplaciones me la apropié