Las unidades lingüísticas que funcionan como marcadores discursivos proceden de distintas clases de palabras: hay adverbios y expresiones adverbiales caracterizadas por su valor relacionante13 (Fuentes 1996: 11); conjunciones que permiten establecer conexiones en el nivel textual (Montolío 2001; Porroche 2003); y, en algunos casos, se consideran también ciertas interjecciones y formas apelativas con base nominal o verbal, con capacidad conectiva, pero que, fundamentalmente, manifiestan la relación entre los participantes en el diálogo o la relación de estos con sus enunciados (Briz 20012; Martín Zorraquino y Portolés 1999).