En El rincón de los niños, su protagonista, un novelista que escribe un folletín para una emisora de radio, conocerá a María, una muchacha que podría ser su hija y en la que reconocerá restos de su propia juventud. No es un tiempo perdido sino un tiempo recuperado: el París del vodevil, las actrices venidas a menos, los paseos por la ciudad por la noche, los mitos fijados en la infancia, prohibidos ya en la edad adulta. Y todo, no como el recuerdo que obsesiona, denso, sino como el aire que pasa entre las imágenes de lo que fue.