Si hay una comida especialmente importante para el cerebro, es el desayuno. Después de toda una noche de ayuno forzado, las neuronas necesitan un buen suministro de energía, que debe recibir de los hidratos de carbono complejos y de alimentos ricos en fibra vegetal, y bajos en su índice de glucemia. Para conseguirlo no hay nada mejor que un buen muesli de copos de avena o cualquier otro cereal integral, con algo de fruta fresca, nueces, y remojado en leche de arroz o de almendras. Si lo enriquecemos con una cucharada de bayas de goji aportaremos un buen suministro de antioxidantes. Así conseguiremos estar de buen humor por la mañana, y dispondremos de varias horas de energía mental de calidad, para poder hacer frente a cualquier situación sin desfallecer.