Así que soy libre, se dijo. Otra vez libre. Buscó una medusa y la tomó entre sus manos. Por un momento sintió la necesidad de apretarla con fuerza hasta hacerla explotar, pero terminó por acunarla cerca de su pecho, como si se tratara de un bebé. Avanzó aferrándose a ella y se hundió bajo las olas