¿Cómo va tomando forma la cultura de mezcla que caracteriza a la Argentina? Lejos de proponer una síntesis sobre un objeto tan debatido, Carlos Altamirano elige otro camino, más original. Así, primero traza las grandes claves de cada período: de la pujanza del Centenario, encarnada en íconos de la alta cultura como el Teatro Colón, a las asociaciones intelectuales surgidas en los años treinta para hacer frente a la avanzada del fascismo; de las formas de la cultura popular a las vanguardias de los sesenta y la contracultura de los setenta y ochenta. Y de inmediato abre el telón para que un equipo soñado de autoras y autores pongan la lupa y su talento narrativo en “aventuras” culturales que apenas conocíamos o ignorábamos por completo, y que en su cuota de premeditación y riesgo agitaron la escena no solo de Buenos Aires, Rosario o Córdoba sino de muchas ciudades de provincias.
Todos los textos desplazan el foco habitual para iluminar zonas de una vitalidad y riqueza que siguen reverberando: iniciativas editoriales a caballo entre el compromiso político y la experimentación, figuras carismáticas con trayectorias que marcan un campo, como Paul Groussac, Arnaldo Orfila Reynal y Boris Spivacow, revistas concebidas en noches de bohemia y discusión literaria, grupos de poetas y artistas del interior que piensan su práctica al margen de estéticas regionalistas, institutos de formación como el Di Tella, la novedosa plataforma ficcional del radioteatro, la invención local de ritmos como el chamamé o el rock, escritores como Juan L. Ortiz, cuya imaginación y cuya obra organizan una potente tradición alternativa.
Caleidoscopio deslumbrante, este libro es una entrada magistral a la cultura argentina del siglo XX, a su voluntad, su desvelo y hasta su voracidad por estar siempre al día, conectada con el mundo, y a tensiones que la marcan todavía en nuestro presente.