Inspirada en gran parte en los recuerdos de la infancia de la autora, que transcurrió en las propiedades paternas de Warwickshire junto a su hermano Isaac, El molino del Floss gira en torno al desigual destino de Tom y Maggie Tulliver, los hijos del molinero. A pesar de la inteligencia natural de Maggie, es Tom, por ser varón, quien recibe la educación y en quien el padre de ambos -y por supuesto la sociedad provinciana de mediados del XIX-, confía para hacer frente al futuro del molino. Cuando los niños se acercan a la juventud, la desgracia económica cae sobre los Tulliver, y los hermanos se ven obligados a enfrentarse a las dificultades. Maggie, álter ego de Eliot, es uno de los personajes más fascinantes de toda su producción, una mujer sensible y apasionada encerrada en un ambiente vulgar, monótono y, con frecuencia, ruin. Su magistral caracterización se desarrolla sobre el trasfondo social e histórico de la época: Eliot refleja, con gran precisión, el lento pero inexorable cambio que la sociedad rural de miras estrechas sufre en favor de una de corte capitalista.
A pesar del patetismo progresivo de la novela, un fino humor, altamente crítico, está siempre presente. Considerada, después de Middlemarch (1871–1872), la mejor obra salida de la pluma de Eliot, El molino del Floss refleja al igual que ésta, a través de los conflictos morales de sus personajes, la preocupación metafísica de la autora.